"Es evidente que, ni la racionalidad del mercado, ni la tecnología, ni los científicos de las diferentes ciencias y disciplinas sociales han logrado detener la degradación de la naturaleza. Es por ello que se hace necesaria la construcción de una nueva manera de pensar la racionalidad productiva, fundada en la articulación de procesos ecológicos, tecnológicos y culturales que se convierten en un potencial ambiental de desarrollo sustentable".
"Esta nueva racionalidad debe ser capaz de integrar los valores de la diversidad cultural, los potenciales de la naturaleza, la equidad y la democracia, como valores que sustenten la convivencia social, y de esta manera construir un nuevo contrato social en donde la sustentabilidad de todos los recursos sea una forma de vida".
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